La Iruela



Municipio situado en el noreste de la comarca de Alto Guadalquivir. En su extremo oeste concentra las tierras labradas, siendo todo el resto del término municipal área de montaña reforestada con pinares, perteneciente al Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, donde los encantos naturales son muchos, tanto en paisaje, como por la riqueza de flora y fauna.

Situada a 922 ms. sobre el nivel del mar, tiene una extensión de 123,5 km2 y una población de 2.031 hab. 


Como si de un puzzle se tratase, la Villa de La Iruela, olivarera y serrana, se compone de numerosas piezas, todas ellas núcleos hospitalarios y privilegiados por su paisaje, gastronomía y tradición. Auténticos reductos de paz que combinan el plateado olivar con los verdes bosques. Se trata de diecisiete pedanías y parajes con nombre propio: Burunchel, El Palomar, El Burrueco, Arroyo Frío, Fontanares, La Estrella, Mortalejos, Tramaya, El Pocico, San Martín, Pasada Barrero, Los Tíscares, Arroyos de Plaza, Juntas de Muriel, Nubla, Don Roque y Cañamares.

Levantado en la misma roca y en torno a la fortificación se desarrolla el paisaje urbano típico de La Iruela. 

Empinadas y estrecha calles, pequeñas casas blancas cubiertas por tejas árabes, balconadas de palos adornadas con macetas, y parras centenarias que se enredan por las fachadas y patios de sus casas.


Patrimonio Historico 

Castillo

Símbolo monumental de la localidad, el Castillo, constituye una parada inapelable para el visitante que quiera descubrir la huella que el tiempo ha dejado en este pueblo arropado por la serranía. 

El castillo se encuentra asentado en una escarpada peña y su conquista presentó dificultades extremas no tanto por sus dimensiones y defensas como por el carácter abrupto y escarpado del terreno.

Su origen es musulmán. Los primeros cimientos son prebereberes y sobre éstos fueron construidas las estructuras de calicanto. Finalmente a los pies del castillo fue eregida una fortaleza cristiana que reforzó murallas y torreones en trono a un alcazarejo. 

El castillo está estructurado a modo de terraza en tres planos que acogen los dos recintos amurallados y la Torre del Homenaje , situada en la zona más alta y que, como vigía, domina desde las alturas el paisaje. El acceso al primer y más bajo recinto se realiza por una torre-puerta que en su día sirvió de campanario a la Iglesia
de Santo Domingo de Silos. En el segundo
recinto se erigen torreones defensivos, unidos entre sí por gruesos lienzos de muralla levantados en mampostería. En su interior se extiende un patio de armas, en cuyo subsuelo quedan las huellas de un aljibe. Finalmente, la Torre del Homenaje se asienta sobre el crespón rocoso más alto de la peña. 


Su conquista era en la práctica casi imposible, debido al marco inexpugnable donde toma asiento. Desde ella se divisa una de las más bellas panorámicas de la provincia de Jaén.


Como reconocimiento por la conjugación entre la arquitectura y la belleza paisajística, fue declarado en 1985, Conjunto Histórico Artístico.

Ruinas de la Iglesia de Santo Domingo de Silos

Sus primitivos cimientos fueron puestos poco tiempo después de la conquista de la ciudad, en el primer tercio del S. XIII, aunque la mayor parte de la construcción tuvo lugar en el S. XVI, bajo el auspicio de Don Francisco de los Cobos, Marqués de Camarasa.

La eleccion del emplazamiento planteaba serios problemas arquitectónicos al tratarse de un lugar con construcciones antiguas y una topografía difícil. Sin embargo este desafío sintonizaba con el espíritu renacentista que impone la capacidad racional del hombre ante cualquier adversidad, y que quedó fielmente plasmado con el modelo vandelviriano. 

El templo de Santo Domingo de Silos está articulado en tres naves, más alta y ancha la central, con un testero plano y un conjunto de capillas a ambos lados. El día 4 de junio de 1810 fue incendiado por las tropas francesas como venganza por la inhospitalidad que los vecinos habían mostrado hacia el invasor. Hoy aún se mantienen en pie algunas de sus zonas nobles. Sus ruinas se integran en el soberbio paisaje monumental del castillo y la sierra.

 Casa Consistorial

La Casa Consistorial es un soberbio y adusto monumento de estilo mudéjar toledano, que en su día fue pósito y almacén para el grano. Está fechado a finales del S. XV, y mediado el S. XIX fue habilitado como Ayuntamiento de La Iruela. Su fachada, de dos pisos, abre a una serie de portadas en piedra que evocan la grandeza monumental que la ciudad llegó a tener en los S. XVI y XVII.

Otros Monumentos 
 Otros edificios y lugares de interés para visitar en La Iruela, son la iglesia de la Inmaculada Concepción, la Fuente del Molino, el Lavadero municipal, la Ermita de los Desamparados y los miradores del Guadalquivir, desde donde se divisa la campiña olivarera.
La Ermita de San Julián, el templo del Espíritu Santo, La Fuente del Gusarapo y el poblado romano “El Silillo”, constituyen una amplia oferta para disfrutar en Burunchel.
Por último, y como monumentos presentes en el municipio podemos destacar los siguientes: el Torreón de Nubla, la Ermita de San Martín y el Eremitorio del Arroyo Magdalena.

Patrimonio Natural 
 La Iruela, ocupa dentro del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas la mayor extensión de protección de Grado A. Su gran riqueza paisajística permite disfrutar de innumerables rincones llenos de vida, ideales para rutas naturales. Para conocerlos el visitante puede realizar diversas rutas, partiendo desde el mismo corazón del Parque Natural o bien desde el núcleo urbano de La Iruela.       

 Rutas en el Corazon del Parque

Central Eléctrica del Borosa

La central eléctrica del Salto de los Órganos se encuentra junto a una espectacular cascada natural de agua situada en el río Borosa. A unos tres kilómetros podremos visitar la laguna de Aguas Negras. Si seguimos la ruta partiendo desde La Piscifactoría, el camino bordea El Charco de La Cuna y conduce hasta el Arroyo de las Truchas, una de las estampas más bellas del Parque Natural. El trazado del Río Borosa, permite contemplar la Cerrada de Elías y finalmente Las Lagunas de Valdeazores. 
Emplazamiento: Al nordeste de la localidad, en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, justo en el río Borosa.
Distancia: 40 km.
Medio: En vehículo turismo y a pie.
Vía de acceso: Por la A-319 en dirección al Tranco; en la Torre del Vinagre, después de 32 km, nos desviaremos en dirección a la piscifactoría. Aquí seguiremos por una pista que conduce a la central eléctrica.

Cerrada de Elías

Es un encañonamiento natural del río Borosa por el que transcurre una antigua senda de pescadores, de gran riqueza geológica y forestal, que encierra especies rupícolas únicas como la pinguicula vallisnerifolia, una planta carnívora que crece en los roquedos húmedos de este paraje. El bosque de encinas con sotobosque de durillos, ruscos de frutos rojos, olivillos... junto a la continua presencia del río y sus fuentes, hacen de este enclave un marco paisajístico incomparable.

Emplazamiento: En pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, cerca de la Torre del Vinagre.
Distancia: 35 km.
Medio: En vehículo turismo y a pie.
Vía de acceso: Por la A-319 en dirección al Tranco; en la Torre del Vinagre, después de 29 km, nos desviaremos en dirección a la piscifactoría. Aquí seguiremos por una pista que conduce a la central eléctrica.

El Cantalar

En este enclave, que destaca por ser uno de los bosques de encinas mejor conservado del parque, se ubica una interesante Aula de la Naturaleza donde podrá recibir, en contacto directo con la naturaleza, información sobre la flora, la fauna y la geomorfología características del Parque Natural.
Emplazamiento: Al nordeste de la localidad, en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, muy cerca de El Chaparral, justo a los pies del cerro de Cabeza Rubia.
Distancia: 26 km.
Medio: En vehículo turismo.
Vía de acceso: Por la A-319 en dirección al Tranco; después         de 26 km, tomaremos la JF-7.095 en dirección al Chaparral. Antes de llegar a este punto, nos desviaremos a la derecha por una pista.

Puente del Hacha

Lugar de excepcional belleza donde podrá bañarse en las cristalinas aguas del Guadalquivir y practicar la pesca. Disfrute, además, contemplando la frondosa vegetación ribereña que habita en sus márgenes.
Emplazamiento: Al nordeste de la localidad, en pleno Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, justo en el río Guadalquivir.
Distancia: 24 km.
Medio: Vehículo turismo.
Vía de acceso: Por la A-319 en dirección al Tranco; recorridos unos 24 km, antes de llegar al Chaparral, la carretera cruza el Guadalquivir a través de este puente.

Rutas desde La Iruela

Ruta 1: Prado Redondo y La Mocha

Dificultad: Baja
Tiempo Aproximado: 2 horas
Distancia: 5-6 Km.
Realizacion: A pie


Se inicia la marcha desde el castillo-fortaleza de La Iruela, quedando a nuestra izquierda las ruinas renacentista de la Iglesia de Santo Domingo. Saldremos del recinto del castillo y descendiendo unas decenas de metros tomaremos la calle Atalaya en sentido ascendente. Cuando finalice esta calle, continuaremos por una pista de tierra, con cipreses en sus bordes, que asciende en zig-zag por una pradera en la que en primavera podemos observar algunos de los elementos florísticos más característicos del sector corológico subbético, tales como el jacinto de Cazorla (Scilla reverchonii) o un narciso enano de color azufre (Narcissus hedraeanthus), endemismos del Parque Natural y del sector subbético, respectivamente, pero de presencia tan abundante que ninguno de los dos corre peligro alguno en la actualidad. Al llegar a un polideportivo que queda a la izquierda, seguiremos a media ladera. El camino suaviza su pendiente y el borde ha sido reforzado por medio de un muro de piedra y cemento. Desde este tramo obtendremos una visión global de la campiña y divisaremos pueblos cercanos como Peal de Becerro, Chilluévar y Santo Tomé. Hacia el sur observaremos como la llanura olivarera es interrumpida por un macizo montañoso: “Sierra Mágina”.   Un poco más adelante encontraremos la Ermita de la Virgen de la Cabeza, que data del S.XVII.
Seguiremos nuestro camino ascendiendo por la pradera que hay frente al santuario, dejando a la izquierda una masa de pinar. Al final de esta pradera, tomaremos el antiguo sendero de Prado Redondo, que asciende serpenteante por el roquedo, estando algunos de sus tramos esculpidos en la propia roca. Una vez que el sendero suaviza su trazado y se dirige hacia el norte, encontraremos una línea eléctrica que nos servirá de referencia. Por ser una zona muy rocosa, es frecuente la presencia de la especie animal reina de la sierra: la cabra montés. Otros animales, igualmente fáciles de ver, son la chova piquirroja, la corneja, y el colirrojo tizón en los espacios abiertos; el mirlo común, herrerillo, carbonero garrapinos, mito, etc. Tampoco faltan rapaces nocturnas como el mochuelo, el autillo o el cárabo.
Entre las múltiples especies de flora que se dan en la zona, merecen especial atención las plantitas “rupícolas”, perfectamente adaptadas a vivir sobre las propias rocas. Algunas de estas especies son: Globularia spinosa, Linaria lilacina, L. Anticaria, Potentilla petrophila, Polygala rupestris, Anthirrinum australe, etc.
Siguiendo con nuestra marcha pronto llegaremos a un arroyo, generalmente seco, que es cruzado por el camino y al que seguiremos por su margen a lo largo de unos doscientos metros. Llegado a este punto el camino se bifurca, y tomaremos el ramal de la izquierda que pasa por una lomilla descampada, limitada a su derecha por una masa de pinar. Desde esta loma se observa la cima de “La Mocha”, que queda ya a una altitud algo más baja a la que nos encontraremos y a la que accederemos, posteriormente, sin dificultad.
Un poco más adelante encontraremos la casa forestal de Prado Redondo, actualmente dedicada a aprisco de ganado. Junto a ella, los huertos abandonados se han transformado en frescas praderas, bordeadas de frondosos árboles caducifolios, tales como el chopo o álamo negro, nogal, olmo y cerezo. Desde la casa forestal continuaremos descendiendo por la senda a la que dejaremos cuando pasa frente a “La Mocha” y desviándonos un centenar de metros, llegaremos hasta su cima.
Seguiremos nuevamente por la senda que desciende zigzagueante por la ladera, hasta que llega a un cruce. Continuaremos hacia la izquierda y una vez pasemos la base del cortado de La Mocha, pronto llegaremos a nuestro punto de partida.

Ruta 2: Nacimiento del Rechita

Dificultad: Baja-Media
Tiempo Aproximado: 2 - 2,5 horas
Distancia: 4 - 5 Km.
Realizacion: A pie


Se trata de una ruta corta, aunque con dos opciones. La primera es muy cómoda de realizar y no presenta dificultad alguna. La segunda pasa por unas bellas cascadas, tiene una longitud similar pero su acceso es más complicado, por lo que sólo la aconsejamos a personas con cierta facilidad para desplazarse por terrenos irregulares y siempre que vayan al menos dos personas. Veamos la primera opción.
Partimos de un senderillo que sale desde una fuente que existe en el mismo talud de la carretera de la Sierra a su paso por La Iruela. El sendero zigzaguea unos metros antes de dirigirse, finalmente, a la izquierda por la base de La Mocha. Pronto se junta con la senda que sale de la carretera junto al Bar La Parrilla, que debemos seguir de frente, pasando más adelante junto a la misma base del cortado. Una vez cruzado el cauce de un arroyuelo, la senda se bifurca. Aquí tomaremos por el ramal de la izquierda que pronto suaviza su trazado, adaptándose fielmente a la topografía de la falta del cerro Escribano.
A unos centenares de metros del cruce citado, encontramos junto a la senda una fuente con una pila que sirve de abrevadero a los gamos, cabras monteses, ardillas, etc., así como a las numerosas aves que frecuentan la zona. En las proximidades de la fuente vegetan algunas especies de plantas de carácter ripario que se mezclan con las típicas de los matorrales meso-mediterráneos. Así, junto a dos especies leñosas clásicas de los encinares subhúmedos, podemos observar a dos lianas lianas propias de las comunidades denominadas “en galería”, que acompañan a ríos y arroyos de todo el Parque. Además son frecuentes en este tramo otros arbustos o matas, tales como el guillomo o durillo blanco, el chaparro mesto, el matabuey, la esparraguera; así como múltiples labiadas. Igualmente en el roquedo se dan varias especies de plantitas rupícolas, incluso en los lugares frecuentados por el ganado el espacio es colonizado, a veces por terófitos nitrófilos, todas ellas ávidas del nitrógeno que contiene el sustrato y que es aportado por el estiércol de los animales.
En cuanto a las especies de fauna que podemos observar en esta ruta no difieren de las citadas en la primera. No obstante, como la presente va a pasar por dos bosques de chopos, en ellos podemos ver, algunos veranos, a un llamativo mirlo de color amarillo o verdoso. Se trata de la oropéndola, que con sus característicos silbidos pone la nota musical a las choperas y bosquetes caducifolios de ribera. Por la noche será otro pájaro emigrante, el ruiseñor común, el gran tenor de ese ecosistema.
Pero volvamos a nuestra ruta. Unos cincuenta metros antes de llegar a la citada fuente, en sentido ascendente sale entre los pinos un sendero que si lo seguimos nos llevará hasta la base del cortado del Escribano, donde existen unas ruinas árabes que, posiblemente, se utilizasen como refugio durante las refriegas bélicas. En la pared de la roca nos llamará la atención unas cruces pintadas sobre la misma. Y es que en los años 60, alguien soñó que aquí se apareció la Virgen y que las aguas de una fuente que se encuentra a un par de centenas de metros a la derecha, junto a un refugio, curaba a los enfermos. Era la época del utilitario 600, con el que venían gentes de toda la provincia a llevarse agua de la fuente milagrosa, aunque los resultados debieron de ser poco efectivos, ya que al poco tiempo todo esto pasó al más profundo de los olvidos. Con una media hora será suficiente para ver estas ruinas y beber en la citada fuente.
A continuación tomaremos otra vez la senda que pasará junto a pinos, hendirnos, encinas, guillomos, almeces, higueras y cornicabras. La seguiremos hasta que encontremos un viejo refugio situado a nuestra derecha a unos cincuenta metros de la senda. Nada más pasarlo dejaremos la senda y por una veredilla que sale a la izquierda nos dirigiremos a un bosquete de chopos que hay junto al arroyo y donde se encuentra la Fuente o Nacimiento del Rechita; un manantial de frías y cristalinas aguas.
Bajo los chopos nos llamará la atención unas calderas viejas, restos de un alambique para la destilación de esencia de lavanda que se encontraba antaño en este punto. Aquí finaliza la primera opción.

La segunda opción consiste en seguir el río Rechita aguas abajo a partir de su nacimiento, con lo que pasaremos por varias cascadas. La primera se encuentra sólo a medio centenar de metros de la fuente. Para bajar a ella hay que desplazarse hacia la izquierda del cauce, pasando obligatoriamente por un punto estrecho donde el sendero ha desaparecido y el que salvaremos tomando precauciones. Del mismo modo descenderemos otros dos escalones o poyos más, encontrándose en el segundo la cascada más bonita de cuantas existen en el Rechita. Ambas se sortearán por el lado izquierdo y alejándonos bastante del cauce. Finalmente, encontraremos en el mismo cauce una alberca de riego de la que parte una acequia, que seguiremos a partir de aquí. Existe un punto en el que la propia acequia forma una cascadilla por la que difícilmente podremos pasar. La sortearemos rodeándola por la derecha hasta volver a ella. A continuación la acequia va a pasar por otro escalón inaccesible. En este mismo punto nos desplazaremos otra vez a la derecha y hacia abajo hasta la proximidad de la cuarta y última cascada de nuestra ruta. A partir de aquí el camino ya no presenta dificultad alguna, tomando otra vez la acequia que nos llevará hasta una loma donde existen unos mojones de piedra y donde ésta se junta con el antiguo sendero del Poyo de los Gabinos, encima justo de la Fuente del Céfano. Siguiendo el sendero llegaremos hasta una pista, quedando una casa de campo a la derecha. Continuaremos por la pista de frente hasta encontrar la carretera de la que partimos.


Ruta 3: Puerto del Tejo y Laguna de La Iruela

Dificultad: Media
Tiempo Aproximado: 4 - 5 horas
Distancia: 13 - 14 Km.
Realizacion: A pie


Esta ruta presenta el primer tramo común con la primera, hasta cerca de la casa forestal de Prado Redondo. A la ermita de la Virgen de la Cabeza podemos ascender también tomando desde el centro de la villa de La Iruela la carretera de Riogazas y al llegar al primer mirador-merendero de los tres que existen, cogeremos la pista que sale a la izquierda.
Seguiremos por el sendero que sale entre las rocas al final de la pradera que existe frente a la ermita, y al llegar al punto donde en la primera ruta nos desviábamos hacia Prado Redondo, tomaremos hacia la derecha y hacia arriba, hasta tomar la senda que viene desde el Puerto del Tejo. A nuestra derecha y enfrente, quedará el lapiaz de la Peña de los Halcones, en el que es fácil observar a la cabra montés. Cuando la senda alcanza una loma y su trazado se hace más suave, haremos un alto en el camino que aprovecharemos para desviarnos unas centenas de metros hacia la derecha y, tomando las precauciones preceptivas, asomarnos a la Peña de los Halcones.
Volvamos a tomar la senda y continuaremos nuestra ruta hasta cambiar de vertiente en el Puerto del Tejo (1.540 m) donde la senda se bifurca junto a una zona acotada por una valla metálica. Desde allí se divisan muchos lugares de este inmenso espacio protegido (Poyos de la Mesa, Peña Halcón, Los Ranchales, Calar de Juana,...). Si bajamos la mirada, entre el verde de los pinos asomará tímidamente el tejado rojizo del Parador de Turismo “El Adelantado”.
En el Puerto del Tejo tomaremos por la senda a la izquierda, que discurre por un sabinar dolomítico y cuyo trazado es casi llano o ligeramente descendente. Medio kilómetro más adelante se une al final de la pista que viene desde el Parador. Cruzaremos la línea eléctrica que seguiremos por la pista, que poco a poco va aumentando su pendiente descendente, hasta donde ésta hace una doble curva de elevación, quedando, en una de ellas, una isleta con dos pinos. En este punto abandonaremos la pista, tomando por un sendero que sale a la izquierda y hacia arriba. Pasaremos junto a la llamada “Laguna de La Iruela”, una dolina de fondo suave y poco profundo que se llena de agua en invierno y suele perdurar hasta principios       de verano. Esta laguna queda a la derecha de la senda, que un poco más adelante alcanza la divisoria de aguas (1.500 m), cambiando de vertiente. Desde allí se tienen unas excelentes vistas de la zona de Burunchel y parte de la Sierra de Las Villas.
Descenderemos hasta llegar a un cruce donde nuestra senda se une a la que viene desde la Fuente del Oso. Tomaremos el ramal de la izquierda que continua descendiendo por una ladera de escaso arbolado, pero en la que abundan plantas aromáticas como la mejorana, la salvia, el tomillo, el romero y el espliego. Pronto pasaremos junto al refugio de la Fuente del Rechita. A partir de aquí nuestro camino ya coincide con el primer tramo de la citada ruta 2, pues pasados unos centenares de metros pronto divisaremos La Iruela y su espectacular castillo.

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